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La  Presencia Británica
en la Patagonia Austral

++  Carta de John MacLean  ++
al Gobernador de Magallanes (1918)

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Juan MacLean llegó a la Patagonia desde las Tierra Altas de Escocia alrededor de 1883. En aquella época se iniciaba la industria ganadera ovina en el Territorio de Magallanes (Chile): rápidamente, la mayoría de los primeros operadores acumularon tierras y riqueza, pero Juan no tuvo la misma suerte. Para 1914 ocupaba una sección de tierra marginal en el Canal Lescano, cerca de Puerto Natales. Sin embargo, la concesión Tornero, otorgada por el gobierno central en Santiago, amenazaba con expulsarlo, aún de tan precaria posición.

Esta carta al Gobernador del Territorio fue escrita en 1918. Juan MacLean solicita reconocimiento por sus 35 años de contribución al desarrollo regional. Pide protección del Gobernador para arrendar su tierra sin intermediarios, y disfrutar tranquilamente de su vejez, junto con sus hijos y nietos.

[Finalmente, el Gobierno accedió a su petición: Juan se quedó trabajando su tierra, junto con sus hijos, hasta su fallecimiento en 1940. Este texto está tomado de su libro copiador de cartas: se han hecho algunas correcciones menores para facilitar la lectura.]


Señor
Gobernador del Territorio de Magallanes

Juan MacLean, inglés, con treinta y cinco años de residencia en el Territorio de Magallanes, padre de doce hijos, ocupante de terrenos fiscales, a U.S. respetuosamente digo que desde el año 1914 vengo explotando un terreno fiscal situado en la región de Última Esperanza cuyos límites, guiándome por la carta de navegación inglesa, son al norte, grado 51.30, al sur el grado 51.50, al este los cerros sin nombre que bordean el canal Last Hope Inlet y al oeste los cerros sin nombre que rodean el Canal llamado de las Montañas. En el campo he hecho mejoras de consideración.

Dicho campo fue ocupado por los Señores Mauricio Braun y Juan Blanchard quienes lo solicitaron el 24 de Junio 1912, con el objeto de explotarlo con establecimientos industriales de ganaderías, aserraderos, etc. Dos años después, estos Señores me vendieron a mí los derechos del certificado de ocupación otorgado por la oficina de mensura de terrenos a su favor, y las instalaciones existentes en el campo expresado y de las cuales me di por recibido, constando todo esto en un contrato de compraventa firmado por las partes interesadas en los ejemplares del mismo tenor a 30 de abril 1914.

Pues bien, este campo figura dentro de la superficie que abarcó la concesión Tornero: esto equivale a decir que en poco tiempo más me veré obligado a desalojarlo, dejándolo valorizado con la inversión de mi modesta fortuna y con mi trabajo personal. Me presento ante U.S., solicitando se sirva concederme su valiosa protección para que mis derechos de parte sean reconocidos por el supremo gobierno.

Pero, conviene hacer presente que nuestra legítima aspiración de que se nos reconozcan nuestros derechos de ocupantes no significa en modo alguno que nosotros pretendamos obtener las tierras graciosamente, sino por el contrario deseamos que el supremo gobierno nos las conceda en arrendamiento directo, sin la intervención de personas que especulan con los bienes del estado. Sentado este antecedente, permítame U.S. que haga valer otras razones en apoyo de mi presentación.

Como anteriormente he dicho, llevo treinta y cinco años de residencia en el Territorio y todo este larguísimo tiempo lo he dedicado a la industria ganadera, pudiendo afirmar que he visto todo el desenvolvimiento de esta industria, hoy fuente riquísima de producción, desde su comienzo hasta la fecha, cuando ha alcanzado un desarrollo portentoso y jamás esperado.

Puedo decir con toda sinceridad que, durante muchos años, el capital que traje al Territorio y que había invertido en las primeras ovejas que compré en Malvinas a 18 chelines cada una para poblar en la Patagonia chilena, no me dio siquiera un interés razonable. Los primeros remates de tierras fiscales me encontraron en estas alternativas de fortuna, y no pude tomar parte en la licitación pública porque mi modesto capital estaba invertido en animales y en las instalaciones que yo había hecho en el campo fiscal que ocupaba.

Conviene hacer notar que en el tiempo a que me refiero, el precio de un capón fluctuaba entre $3.00 y $3.50 y el precio de la lana era de tres peniques por libra; dándose el caso que en una ocasión tres fardos de lana del Territorio que fueron rematados en Inglaterra, no dieron ni para pagar el flete del vapor.

Como se ve, en aquellos años la industria ganadera no dejaba las pingües utilidades que deja hoy, sino por el contrario sus resultados eran a veces bastantes mezquinos, cuando no ruinosos por los malos inviernos; circunstancia que hacía que los ganaderos más pobres y que vivían exclusivamente de lo que producía su hacienda llevasen una vida precaria, no permitiendo pues mis medios de fortuna hacerme propietario. Soporté con resignación la dura prueba de tener que desalojar los campos donde había trabajado tantos años y donde nacieron muchos de mis hijos, para ir en busca de terrenos fiscales vacantes que ocupar con mi familia y mi ganado.

Del año 1883 en adelante puedo decir que se inicia la industria ganadera en Magallanes. Sus comienzos, como los de toda industria nueva, fueron azarosos, y antes de que los primeros pobladores pudieran establecerla definitivamente, tuvieron que luchar primero contra los obstáculos naturales de terreno y del clima, con la falta de comunicaciones y con la carencia de medios de transporte, para traer las primeras ovejas de las Islas Malvinas y de la república Argentina. Al recordar esta época un tanto lejana, cometería una injusticia si no nombrase a los Señores Juan Bitsch, José Menéndez, Elías Braun, Nogueira, Fenton y Waldron, Saunders y Hamilton, Eberhard, Mauricio Braun y el infrascrito, que pueden considerarse como los primeros y más antiguos pobladores de tierras fiscales de la Patagonia chilena.

Pero, si es justo reconocer que estas personas han aportado el contingente de su esfuerzo en pro del desarrollo de la industria ganadera en el Territorio, no es menos justo reconocer también que la fortuna los ha favorecido grandemente, casi a todos ellos, con la única excepción de mi persona. Todas las personas nombradas exceptuándome, poseen en propiedad, aparte de las que tienen a titulo de concesión, inmensas extensiones de tierras y puede decirse sin caer en exageración que la vida ganadera, industrial y comercial de Magallanes está en sus manos.

Sin embargo, el infrascrito, menos afortunado que ellos, no ha podido progresar, debido a circunstancias ajenas a su voluntad. En los primeros años de trabajo, algunos inviernos crudísimos me ocasionaron pérdidas considerables de animales que por poco me llevaron a un completo fracaso, pero no cobré desaliento sino que tuve más fe y puse más energía en el trabajo. Felizmente para mí vinieron inviernos más benignos que me permitieron rehacerme un tanto de las pérdidas pasadas, y poco a poco fui aumentando mi ganado aunque no en proporción apreciable.

De todo lo que vengo diciendo, se desprende que soy uno de los primeros pobladores de campos en la Patagonia chilena, que tengo doce hijos y varios nietos, todos chilenos, y que actualmente exploto un campo fiscal en la región de Última Esperanza que pronto tendré que desalojar para entregarlo valorizado a los actuales concesionarios, salvo que el supremo gobierno determine otra cosa.

Pues bien, si U.S. estima que todos estos méritos me dan derecho para reclamar la protección del supremo gobierno y pedir que se me conceda el campo que exploto en arrendamiento directo sin intervenciones interesadas, y si U.S. comprendiéndolo así hace valer su influencia en mi favor y obtiene para mí lo que con tanto empeño solicito, deberé a U.S. el haber conseguido mi tranquilidad para esperar los últimos años que me restan de vida en este rincón de la patria de mis hijos y de mis nietos, rodeado de todos los míos, con la satisfacción íntima de haber trabajado durante treinta y cinco años en pro del progreso del Territorio.

Es justicia.

J MacLean (firma)

Pto. Natales
16 Ago 1918

 
Agradecimientos: Juan & Sergio Mac-Lean
Más información sobre la familia en página biografica
Actualizado: 25-II-2010, 3-II-2016